La Inteligencia Artificial tiene un gran potencial en el ámbito de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCS), en concreto de la Policía Nacional, que sin duda mejorará la estrategia en la persecución de los delitos y nos hará más eficientes. Sin embargo, también puede presentar vulnerabilidades como toda nueva tecnología. Por eso es importante no perder la perspectiva de que su uso es de apoyo a los agentes, no de sustitución de estos. Gran parte del trabajo policial es tratar datos, datos y más datos. El procesamiento de toda esa información forma parte de la inteligencia policial, que nos ayuda a prevenir cualquier modalidad delictiva. Con las distintas herramientas policiales basadas en inteligencia artificial se puede analizar gran cantidad de datos que ayude a identificar dónde es más probable que se cometan ciertos delitos, también de reconocimiento facial o identificación de sospechosos a través de imágenes y vídeos, así como el ciberpatrullaje en redes sociales o la redacción de informes policiales. El impacto de estas herramientas puede suponer una gran ventaja en el trabajo policial. No obstante, a pesar de ofrecer un enorme abanico de utilidades para la Policía Nacional, la Inteligencia Artificial también conlleva una serie de límites que deben proteger los derechos y libertades individuales. Por este motivo, es más que necesario un marco jurídico que regule esas cuestiones estableciendo un equilibrio entre la operatividad policial y la ética, así como la intimidad de los ciudadanos y la protección de los derechos de estos. De esta forma, con una regulación jurídica clara, las FCS podrán hacer un uso responsable de la Inteligencia Artificial en su misión de prevenir y perseguir los delitos, sin miedo a vulnerar los derechos fundamentales. Por tanto, la Inteligencia Artificial supone una gran oportunidad y una ventaja estratégica para la Policía Nacional en sus distintas áreas de actuación en la lucha contra el crimen y el cibercrimen. A pesar de ello, no debemos olvidarnos de que existen riesgos en su utilización, como los errores en el procesamiento de la información a través de esas herramientas, que pueden afectar gravemente a la integridad del relato policial en el ámbito judicial, o la dependencia tecnológica de esas herramientas. Estamos ante un gran reto: ser la Policía del futuro en el presente.