03/07/2025 - Ángel Aranda
Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad: "Un sistema sanitario público puede aumentar la desigualdad si no corrige sus fallos"

Un sistema sanitario público y universal no es garantía suficiente de justicia social. De hecho, si no se diseñan contrapesos para corregir sus fallos estructurales, “puede convertirse en un elemento de incremento de las desigualdades”. Con esta advertencia, Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, ha centrado su ponencia en el curso “La Justicia Social, objetivo progresista”, dirigido por Luisa Carcedo en los Cursos de Verano de la UCM.

Padilla ha comentado en el curso La Justicia Social, objetivo progresista sobre la “Ley de Cuidados Inversos”, según la cual “el sistema tiende a dar más asistencia a quien menos la necesita”, y defiende una sanidad “que sea un capacitador de las personas”.

El político defendió un cambio de paradigma: “pensar el sistema sanitario no como un mero reparador de enfermedades, sino como un capacitador que permite a las personas desarrollar su proyecto de vida”.

Más allá de curar: la salud como “capacitador social”

El secretario de Estado comenzó su intervención criticando la clásica definición de salud de la OMS “como un estado de pleno bienestar físico, psíquico y social”, por considerarla “totalmente inalcanzable en un mundo con problemas sociales, económicos y con una creciente cronicidad de las enfermedades”. En su lugar, propuso un enfoque basado en las teorías de Amartya Sen y Martha Nussbaum, donde la salud se entiende “como la capacidad de una persona para desarrollar su vida de manera satisfactoria”.

Desde esta perspectiva, el ponente hizo énfasis en que el sistema sanitario deja de ser “un mero elemento de resolución de enfermedad” para convertirse en un “capacitador de las personas a nivel individual, familiar y social, siendo así un verdadero promotor de la igualdad de oportunidades”.

La advertencia: cuando el sistema público genera desigualdad

Padilla dedicó la parte central de su intervención a advertir sobre los mecanismos por los que el sistema sanitario público puede, paradójicamente, generar más desigualdad. El primero son las listas de espera, que incentivan una “fuga hacia la sanidad privada para quien puede pagarla”, creando un “sistema de dos velocidades”. El segundo es la desterritorialización de los servicios, que bajo “una supuesta libertad de elección rompe el vínculo comunitario de la atención primaria”, un elemento clave para la cohesión social.

El tercer y más importante mecanismo es, según Padilla, lo que se conoce como la “Ley de Cuidados Inversos” que, “el sistema sanitario tiende a prestar más asistencia a quien menos la necesita y menos a quien más la necesita”. El secretario de Estado utilizó el ejemplo del cribado del cáncer de cuello de útero para ilustrar cómo las clases más favorecidas reciben más pruebas de las necesarias, mientras que las más desfavorecidas y con mayor prevalencia de la enfermedad son las que menos acceso tienen al cribado.

Universalidad proporcional: la receta para un sistema más justo

Por todo ello, Padilla concluyó que no basta con que el sistema sea universal, sino que debe ser “universalmente proporcional”. Esto significa, explicó, que el sistema sanitario “debe ser consciente de sus sesgos y ejercer contrapesos de forma activa, poniendo un especial énfasis en llegar a aquellos a los cuales normalmente no llegamos”. Solo así, defendió, un servicio público como la sanidad puede “cumplir su rol fundamental como pilar de la justicia social y no como un reproductor de las desigualdades ya existentes”.