
La movilidad eléctrica es un ecosistema complejo que va más allá del coche particular, abarcando la logística, el transporte público y la industria. Javier del Val Muñoz, responsable de Movilidad Eléctrica de Hyundai, que participa en el curso Movilidad eléctrica, hacia un transporte más limpio y sostenible, dirigido por Alasdair Leapman, director de Ventas de Hidrógeno en la multinacional Plug Power, ha señalado que “el mercado actual es un tsunami de tecnología que genera una profunda incertidumbre y estrés en el comprador”.
Del Val explicó que esta revolución está impulsada por la estricta presión regulatoria de la Unión Europea, que obliga a los fabricantes a cumplir con objetivos de emisiones de CO2 cada vez más severos, hasta la prohibición total de vender coches de combustión en 2035. El incumplimiento, advirtió, supone enfrentarse a multas millonarias bajo la normativa CAFE. "La multa es de 95 euros por cada gramo que te pases, por coche vendido a nivel europeo", detalló, una cifra que, de no cumplirse los objetivos, “se acabaría trasladando inevitablemente al precio final que paga el cliente”.
Esta obligación, unida a la complejidad de las nuevas tecnologías, ha convertido la elección de un vehículo en una de las decisiones más difíciles para una familia. Por ello, afirmó Del Val, la labor de una marca como Hyundai ha trascendido la fabricación para asumir un rol de "guía pedagógica para ayudar a un consumidor desorientado por la rápida y obligada transición energética”.
Del coche compartido al autobús: un abanico de soluciones
El responsable de Movilidad Eléctrica de Hyundai, desgranó el abanico completo de tecnologías disponibles para el consumidor que dé respuesta a las diferentes necesidades, poniendo especial énfasis en los avances que buscan derribar las "barreras psicológicas de los usuarios”. En ese sentido, Del Val mencionó la fuerte inversión de la compañía, ahora tercer fabricante mundial, en plataformas dedicadas exclusivamente a vehículos eléctricos, como la E-GMP. Esta arquitectura, señaló, permite “reducir los tiempos de recarga al integrar sistemas de 800 voltios que posibilitan cargas ultrarrápidas del 80 % de la batería en 15 o 18 minutos".
Mirando al futuro, Del Val también posicionó el hidrógeno como una pieza clave en la estrategia de la compañía, especialmente para el transporte pesado y de largas distancias, quien describió la pila de combustible “como una tecnología que aúna las ventajas de la movilidad eléctrica, como las cero emisiones, con la comodidad de la combustión tradicional gracias a su gran autonomía y a un tiempo de repostaje de apenas cinco minutos”. Esta diversificación, insistió, “es fundamental en un mercado tan complejo”.
Además, esta apuesta tecnológica se vio refrendada por el caso de éxito de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid, cuya flota de autobuses de hidrógeno fue presentada como un ejemplo tangible de la viabilidad de esta energía en el transporte público. Así, Javier del Val concluyó que la presión regulatoria y la ansiedad del cliente no son solo desafíos, “sino los catalizadores que obligan a la industria a redefinir el propio concepto de éxito”. En este nuevo paradigma, “el liderazgo ya no se mide solo en coches vendidos, sino en la capacidad de transformar la incertidumbre del consumidor en confianza”. La labor de una compañía, por tanto, es ofrecer una solución tecnológica para cada necesidad, demostrando que la forma más contundente de afrontar el futuro es no dejar a nadie sin opciones. "No queremos imponer ningún tipo de tecnología", afirmó, enmarcando toda la estrategia de innovación de la compañía bajo la filosofía de su fundador: "¿Cómo sabemos que algo es imposible si no lo hemos intentado?".