14/07/2025 - Ángel Aranda
El guionista Nach Solís destapa el ‘guion’ de la industria audiovisual para ‘romantizar’ el riesgo, como una gran “fábrica de adicciones”

La industria audiovisual funciona en muchos casos como una “gran fábrica de adicciones sin sustancias”, utilizando un guion perfeccionado durante décadas para “vender conductas de riesgo envueltas en un glamur irresistible”. Con esa premisa, el guionista Nach Solís abordó la problemática en su ponencia “El peligroso lado romántico de las adicciones sin sustancia en el audiovisual”, enmarcada en el curso Adicciones sin sustancia: investigación y estrategias de intervención, dirigido por los profesores de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, Guillermo Mejías y Ubaldo Cuesta.

Así, desde su perspectiva como creador, Solís desveló cómo el cine y las series han normalizado desde el consumo de tabaco hasta la ludopatía o una visión distorsionada del sexo, con un impacto directo y medible en la sociedad.

El tabaco: nace un arquetipo seductor

Solís arrancó su análisis retrocediendo a la época dorada de Hollywood, cuando se forjó una “alianza” entre la industria del cine y la tabaquera con un objetivo claro: “vender”. Asimismo, se preguntó en este sentido: “¿Y qué productos podemos vender a través del cine de manera inconsciente?: El tabaco”, señaló. La pantalla se llenó de hombres “muy masculinos” y mujeres “sofisticadas” que convirtieron el acto de fumar en un símbolo de poder y liberación.

El creador explicó también que el cine creó un ideal aspiracional que fue imitado masivamente por el público. El resultado de este “guion”, recordó, fue una tragedia de salud pública: el cáncer de pulmón, antes poco frecuente en mujeres, es hoy “el tercero más prevalente” entre ellas, en parte por un empoderamiento femenino que la industria supo asociar al consumo de cigarrillos.

El sexo en pantalla: de la liberación a la distorsión

Según el guionista, este modelo ha evolucionado y se aplica hoy a la representación del sexo, e indicó que, si bien el cine fue en su día una herramienta de “liberación” —rompiendo la censura y ayudando a visibilizar el deseo femenino o las relaciones homosexuales—, en la actualidad ha caído en una nueva forma de “romantización” que distorsiona por completo la realidad. “Estamos machacando, machacando, machacando con estos temas”, denunció.

Solís argumentó en esta misma línea que las series y películas actuales presentan un sexo instantáneo, sin comunicación ni consentimiento, a menudo ligado a la violencia y centrado en una “fantasía masculina (…) el problema se agrava porque esta es la principal fuente de educación sexual para los jóvenes, que empiezan a consumir pornografía desde los ocho años y aprenden sobre sexualidad a través de un guion ficticio que luego intentan replicar en la vida real”, puntuzalizó.