
Hugo Ortuño. 10 de julio de 2025
Apoyándose en las teorías de Clausewitz, el general Miguel Ángel Ballesteros, exdirector del Departamento de Seguridad Nacional, ha lanzado una advertencia al afirmar que en los conflictos del siglo XXI, el objetivo principal “ya no es el ejército enemigo, sino la mente y la voluntad de sus ciudadanos”. Según expuso, “hoy, sobre todo en los países democráticos, el pilar de la ciudadanía es fundamental porque es el que vota. Así que, para ganar una guerra, hay doblegar a la opinión pública del adversario”.
Este análisis fue el eje central de la mesa redonda “Desinformación y conflictos híbridos: el nuevo campo de batalla en la opinión pública”, celebrada en el curso Comunicar la Defensa: un gran desafío para el contexto sociopolítico actual, que dirige Daniel Ureña, y en la que también participaron los periodistas Ángel Expósito y Pilar García Muñiz, quienes advirtieron en un debate que “las guerras híbridas ya no buscan destruir ejércitos, sino quebrar la voluntad de la ciudadanía a través de la desinformación”.
La “coctelera” de las nuevas amenazas
Ilustrando esta nueva realidad, el director de “La Linterna” de la Cadena COPE, Ángel Expósito, describió los conflictos actuales como una peligrosa “coctelera” que mezcla de forma inseparable la guerra convencional, el terrorismo, “la inmigración como tráfico de personas para desestabilizar países”, el crimen organizado y las operaciones de ciberataques e influencia. Desde su experiencia como corresponsal, Expósito enfatizó la “absoluta falta de conciencia de la defensa” que existe en España, una sociedad que, a su parecer, “no es consciente de la que se nos está montando en el Mediterráneo”, y recordó que los grandes conflictos mundiales están en las fronteras de Europa.
La evidencia de la guerra informativa rusa
Por su parte, la directora de “Documentos TV” (TVE), Pilar Requena, quien preside el comité de investigación de la red de medios públicos europeos (EBU), aportó datos concretos sobre estas amenazas y desveló los resultados de su última investigación “Playing with Fire”, que aborda el análisis de un centenar de incidentes en Europa. En este sentido, su equipo demostró una “relación directa o indirecta con el Kremlin en 75 de ellos”, abarcando desde sabotajes hasta sofisticadas campañas de desinformación. Como ejemplo, García, relató el caso de un periodista belga que se infiltró en un grupo prorruso, al que le ofrecieron “el equivalente a 50 euros en criptomonedas para pegar pegatinas de propaganda en el barrio europeo de Bruselas”.
El reto de la comunicación: un silencio institucional
Para finalizar, el panel de expertos coincidió en que España “está mal preparada para enfrentar estas amenazas, en gran parte por un fallo en la comunicación”. Ángel Expósito expuso que el ministerio de Defensa “tiene completamente tapados a los militares en activo (…) los verdaderos expertos en las nuevas formas de guerra, impidiéndoles hablar con los medios”. Esta falta de voces autorizadas, concluyeron, crea un vacío informativo que es aprovechado por la desinformación, por lo que la única defensa a largo plazo “es fomentar el espíritu crítico y una sociedad mejor informada sobre los riesgos reales a los que se enfrenta”.