01/07/2025 - Ángel Aranda
Alberto Velasco desgrana la figura de Clara Campoamor, pionera del feminismo en España

El investigador Alberto Velasco ha desgranado en su conferencia “El voto femenino en España. Clara Campoamor” la obra de esta abogada, escritora, política y defensora de los derechos de la mujer, “alguien que en el año 1931 consiguió que la mujer pudiese votar”, en el contexto de la II República Española. El experto apuntó en este sentido que esta pionera del feminismo en nuestro país consiguió, además, a nivel internacional, que España fuera “uno de los primeros países en que pudiese conseguirse ese voto femenino”.

El experto ha señalado que la lucha de Clara Campoamor no consiguió solamente que las mujeres pudieran votar, sino que, en el año 1977, en la restauración de la democracia, “nadie, ninguno de los legisladores, ninguno de los padres de la Constitución se cuestionaron el hecho de que la mujer pudiese o no pudiese votar”, y que “inmediatamente ya se dio por hecho que las españolas tuviesen los mismos derechos, la misma igualdad” que los hombres.

Velasco cree que este planteamiento político fue de gran importancia durante la Transición española, porque se pudieron cuestionar otra serie de situaciones, como el divorcio, el cuidado de los niños y otra serie de avances en los derechos de la mujer. “Realmente, en el año 1977, mi madre, las madres de muchos de nosotros pudieron por primera vez ejercer el voto, algo que no pudieron hacer durante casi 40 años”, ha señalado el experto.

El investigador se refirió también al valor añadido de los logros de Clara Campoamor que supuso el hecho de tener que enfrentarse a gran parte del espectro político de la época, incluso a algunos de los partidos progresistas que formaban el Parlamento en 1931 o a la otra mujer que salió elegida diputada tras las elecciones del 30 de junio de ese mismo año, Victoria Kent, del partido Izquierda Republicana.

Alberto Velasco ha querido matizar el papel de esta última en las discusiones parlamentarias previas a la aprobación del sufragio universal, ya que, en su opinión, Kent “no se oponía, decía que había que retrasarlo, que la mujer española no estaba preparada para poder votar”, al igual que opinaban otros muchos diputados “ilustres”.